Comer sin masticar bien, puede traer consecuencias para nuestra salud como el sobrepeso y otra serie de trastornos derivados. Para evitar esto y disfrutar de los alimentos es importante masticar muy bien.
Es importante ensalivar bien los alimentos para hacer más ligera la digestión, pues la saliva es un componente que ayuda a descomponer los alimentos en nutrientes, por esto es necesaria una buena masticación, ya que la acción de masticar segrega saliva.
Masticar bien los alimentos no sólo agiliza la digestión, sino que también hace que consumamos menos alimento, pues nuestro cerebro detecta que estamos saciados aproximadamente veinte minutos después de haber ingerido el primer bocado. Si masticamos bien los alimentos estaremos más tiempo con un bocado con lo que comeremos más despacio y por lo tanto habremos ingerido menos cantidad de comida para cuando nuestro cerebro informe de que estamos saciados.
Masticar es el primer paso en el proceso digestivo, es decir, de alguna forma le avisamos al sistema digestivo que debe ponerse en marcha. Para lograr una buena digestión es preciso masticar lo máximo posible para que la comida sea cada vez más pequeña. Las enzimas de la saliva son las que rompen la comida justo al introducirse en la boca.
Masticar de 25 a 50 veces
Aunque no estemos comiendo trozos demasiado pesados, es preciso masticar alrededor de 25 a 50 veces. El número varía en función de cada persona y de la clase de alimento que estemos comiendo.
La mejor manera de saber si se ha masticado correctamente es siguiendo esta regla: si no se determina qué tipo de alimento se tiene en la boca, se ha masticado lo suficiente. Dejando al margen los alimentos más pesados, también es preciso masticar los semi-líquidos. Es importante triturar también este tipo de productos para que las enzimas de la saliva trabajen.
Si deseas bajar de peso, debes comer menos, o al menos lo necesario, y es indispensable escuchar el mensaje de saciedad. La única forma de hacerlo es comiendo más lento, y la mejor forma de conseguirlo es masticando bien los alimentos.
Además masticar bien tiene otros beneficios:
Físico. Masticar adecuadamente permite triturar los alimentos y convertirlos en un bolo alimenticio perfectamente digerible; de no ser así, los órganos implicados en la digestión trabajarán de manera forzada, generando indigestión, dolor estomacal y emisión de gases.
Químico. Cuando se tiene buena masticación, es decir, cuando se mezclan óptimamente las enzimas salivales con el alimento, se logra una pre-digestión, esto es, iniciar el proceso químico que ocurre en el interior del organismo, en donde se separan a las sustancias benéficas de las tóxicas.
Informativo. Sabor, color, olor y textura de los alimentos, es una información muy valiosa para el organismo, ya que activa determinados órganos de secreción interna dependiendo de los estímulos recibidos. Las papilas gustativas, son sensores de información que registran las características nutricionales de cada alimento; por ello, es conveniente que la comida permanezca en la boca el tiempo necesario. De esta forma, la sensación de plenitud se alcanzará más rápido.
Emocional. Aunque parezca sorprendente, los sabores de los alimentos estimulan ciertos órganos y sus emociones correspondientes, de ahí que se requiera masticar bien para que el cerebro registre plenamente el sabor de la comida y, por ende, active determinados órganos.
¿Disfrutas la comida, o la tragas tan rápido que casi no puedes sentirle el sabor?
Vamos a reflexionar un poco. ¿Dónde están las papilas gustativas? Las papilas gustativas están en la boca. En realidad están en la lengua… Entonces si las papilas gustativas están en la boca, ¿por qué la mayoría de la gente come como si estuvieran en el estómago?
La Dra. Thrash dice que por lo general, el beneficio que obtenemos de la comida, así como la satisfacción que nos produce, depende más del tiempo que ésta pasa en la boca que de la cantidad de alimentos ingeridos.
Muchos problemas de estómago y de sobrepeso se podrían evitar tomando pequeños bocados y masticándolos bien.
Disfrutaremos la comida mucho más que antes.
Todos sabemos que se nos hace agua la boca cuando vemos o sentimos el aroma de una comida que apetece, especialmente cuando no hemos comido por un tiempo y cuando esperamos con impaciencia el momento de la comida.
En realidad lo que sucede es que la vista y el olfato, y aún un pensamiento placentero anticipando la comida, provoca una reacción en el organismo, especialmente en la boca y el estómago, preparándolos para asimilar la comida que se está por ingerir.
Nuestros cuerpos fueron diseñados por un creador sabio, y mientras estamos aprendiendo cómo comer correctamente, estamos aprendiendo un poco acerca de sus propósitos.
Fuente Revista Adventista
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