Es difícil lidiar con la fragilidad que nos toca enfrentar y soportar en este planeta caído. Sí, el cáncer de colon puede darse en las familias, por eso, lo más importante es vivir de manera saludable para prevenirlo o tratarlo a tiempo.
Para comenzar, debemos saber que muchos de los síntomas del cáncer de colon también pueden ser el resultado de afecciones distintas al cáncer, como una infección, hemorroides, el síndrome de colon irritable o una enfermedad inflamatoria intestinal. Por eso es tan importante conocer los síntomas, prevenir a través de un estilo de vida adecuado y, sobre todo, realizar los exámenes necesarios para poder descubrirlo a tiempo.
Síntomas del cáncer de colon
En muchos casos, las personas que presentan estos síntomas no están enfermas de cáncer. Aun así, la presencia de cualquiera de los síntomas es una indicación de que debe consultar con un médico para determinar la causa y tratar la afección. Éstos síntomas son:
- Cambios en los hábitos intestinales (p. ej., diarrea, estreñimiento o estrechamiento de las heces) que duren por varios días
- Sensación de querer evacuar (ir al baño), la cual no se alivia al hacerlo
- Sangrado rectal
- Heces oscuras o sangre en las heces (aunque a menudo las heces se vean normales)
- Calambres o dolor abdominal (vientre)
- Debilidad y fatiga
- Pérdida de peso no intencionada
Cuando la causa de los síntomas resulta ser cáncer de colon, con frecuencia la manifestación de ellos se hace visible únicamente cuando el cáncer se ha propagado. Es por eso que lo mejor es someterse a exámenes de detección del cáncer de colon antes de presentar síntomas.
Factores de riesgo del cáncer de colon
El riesgo de tener cáncer de colon aumenta con la edad, especialmente después de los cincuenta años. Es preocupante que el CCR esté aumentando en la población menor de cincuenta años, por razones que todavía no son claras.
También es importante tener en cuenta los antecedentes personales de pólipos colorrectales o diagnósticos del propio cáncer de colon (una reaparición), incluso aunque se lo extirpe por completo quirúrgicamente.
Ciertamente, tener otros problemas de colon puede aumentar su riesgo de cáncer colorrectal. Esto incluye pólipos pre cancerosos, colitis ulcerativa, enfermedad de Crohn y síndromes hereditarios como poliposis adenomatosa familiar (PAF) o cáncer de colon hereditario sin poliposis (HNPCC, en inglés), también conocido como síndrome de Lynch. Por otro lado, el diagnóstico de la Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII), la enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa podrían ser factores de riesgo.
Hay que prestar atención si se tienen familiares directos con antecedentes de cáncer de colon, o pólipos adenomatosos (familiares directos serían padres, hijos o hermanos).
Por supuesto, son relevantes algunos síndromes hereditarios (genéticos). Aunque esto afecta en solo un 5 % de los casos de cáncer de colon.
Incluso el origen racial y étnico podría aumentar el riesgo. Por ejemplo, los afroamericanos y los judíos asquenazíes (descendientes de judíos de Europa Oriental) tienen un mayor peligro.
Tener diabetes tipo 2 también puede aumentar su riesgo, al igual que ciertos hábitos como una alimentación no saludable y la falta de ejercicio.
Finalmente, hay que vigilar el peso. Tener sobrepeso u obesidad aumenta el riesgo de padecer cáncer de colon en hombres y mujeres, pero especialmente en hombres.
¿Cómo saben si se trata de cáncer?
Si su médico encuentra algo sospechoso durante una revisión médica o un examen de detección, o si usted presenta alguno de los síntomas asociados al cáncer de colon, usted necesitará hablar sobre cualquier examen médico o pruebas de seguimiento que se recomienden para encontrar la causa.
Su médico necesitará elaborar una historia clínica completa en busca de síntomas y factores de riesgo. Es espcialemente importante que se informe sobre su historial médico familiar (antecedentes de salud en la familia) . Alrededor 1 de cada 3 personas que desarrollan cáncer colorrectal tienen otros familiares (especialmente padres, hermanos o hijos) que han tenido este tipo de cáncer (de todas maneras, la mayoría de los casos de cáncer colorrectal se manifiestan en personas que no tienen antecedentes familiares de la enfermedad).
Como parte de un examen físico, su médico palpará cuidadosamente su abdomen y también examinará el resto de su cuerpo en caso de ser necesario. También podría requerir que se realice ciertos análisis de sangre para determinar si usted tiene cáncer de colon.
Es posible que su médico también le recomiende otros exámenes, tales como una colonoscopia u otros estudios exploratorios o de imagen de la región del colon. En caso de que existan sospechas fundadas de la existencia de cáncer colorrectal, será necesario hacer una colonoscopia para extraer muestras de cualquier tejido (biopsia). En una biopsia, el médico extirpa una parte pequeña de tejido con un instrumento especial que pasa a través del colonoscopio. Las muestras de la biopsia se analizan con la ayuda de un microscopio para detectar la presencia de células cancerosas.
Si le diagnostican cáncer de colon, el tratamiento depende del tipo de cáncer que sea y cuán temprano se detectó la enfermedad. Puede que el tratamiento puede incluir cirugía, radiación, quimioterapia, terapias dirigidas e inmunoterapia. Es importante que pueda hablar franca y abiertamente con su médico, y si no entiende algo, que pueda hacer preguntas.
Prevención
Si el cáncer de colon se descubre en sus etapas iniciales, a través de exámenes de detección (es decir, pruebas que se realizan sin que la persona presente síntomas), podría ser más fácil de tratar. Los exámenes pueden prevenir el surgimiento de cáncer colorrectal al descubrir y permitir que se extirpen tumores pre cancerosos conocidos como pólipos.
Cuando el cáncer de colon se detecta temprano, antes de que se haya propagado hacia alguna parte, la tasa de supervivencia de 5 años es del 90%. Esto significa que 9 de cada 10 personas a las que se les detecta cáncer en etapas iniciales sobreviven como mínimo 5 años. Sin embargo, si el cáncer se ha propagado a otras zonas del cuerpo, además del colon, las tasas de supervivencia disminuyen.
Por eso es importante prevenir con:
- Ejercicio. Alrededor de 150 a 300 minutos semanales de actividad moderada pueden reducir el riesgo del cáncer de colon y otros cánceres.
- Alimentación adecuada. Evitar las carnes rojas y consumir más fibra y alimentos integrales. Una alimentación lo más natural posible y lo más vegetariana posible puede ayudar.
- No fumar. Los fumadores tienen más riesgo de fallecer de CCR que los no fumadores.
- No beber alcohol. Se ha vinculado el cáncer de colon con el uso de alcohol, incluso con un uso leve-moderado. Como éste es carcinógeno (produce cáncer), la ciencia es clara sobre que no hay una cantidad segura de ingestión de alcohol en relación con los cánceres de boca, garganta, laringe, esófago, colon-recto y mama.
A.D.E.L.A.N.T.E.
Como adventistas, conocemos bien los beneficios del acrónimo A.D.E.L.A.N.T.E. para prevenir enfermedades y tener una vida saludable.
- Agua. Necesitamos beber suficiente agua, e hidratarnos por dentro y por fuera. Podemos utilizar la hidroterapia para mejorar nuestra salud.
- Descanso. Es importante descansar las horas suficientes para que nuestro cuerpo y nuestra mente puedan recuperarse del día.
- Ejercicio. Fuimos creados para movernos. Al menos 30 minutos de ejercicio al día nos ayudarán a mantenernos sanos.
- Luz solar. Necesitamos la luz solar para procesar la vitamina D. Por supuesto, con mesura y protección. Con 10-20 min al día, es suficiente.
- Aire. El aire puro ayuda a nuestros pulmones, y por ende al resto de nuestro cuerpo.
- Nutrición. La alimentación saludable es vital. Como decía Sócrates: «que tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento».
- Temperancia. Necesitamos evitar los excesos en todos los sentidos. El equilibrio es salud.
- Espiritualidad. La paz, la esperanza y la confianza en Dios nos ayudan a vivir mejor.
La importancia de las revisiones
Los chequeos y el diagnóstico temprano ayudan a prevenir formas de cáncer de colon avanzadas o intratables.
Los kits de examen de sangre oculta en las heces son útiles. Además, se pueden realizar en casa. Para los mayores de cincuenta años, una colonoscopía debería ser parte de la rutina cada cinco a diez años. Los pacientes más jóvenes con factores de riesgo no modificables deberían efectuarse una colonoscopía en intervalos apropiados, determinados por su médico.
Tal como ha sucedido en tantos ejemplos en conexión con el mensaje de salud adventista, la ciencia y la epidemiología llegan a la cima de la montaña de investigación y estudio, ¡solo para descubrir que los consejos del Señor, dados por su Palabra y recalcados por los escritos de Elena de White, ya estaban allí! Somos privilegiados por tener este conocimiento. A pesar de nuestra fragilidad, ¡la calidad de vida e incluso la longevidad pueden aumentar poderosa y positivamente cuando ponemos en práctica y vivimos lo que hemos aprendido!
Fuente: Revista Adventista
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