La enfermedad cardiovascular (ECV) es una de las principales causas de muerte en muchos países económicamente desarrolladas, así como en países con economías emergentes. Aunque algunos de los principales los factores de riesgo de ECV no son «modificables»: edad, sexo, existe factores genéticos predisposición: los problemas de dieta y estilo de vida que se reconocen como los principales factores de riesgo modificables.
En las investigaciones dietéticas, se ha observado la uva como un alimento ideal para esta enfermedad, debido a que los componentes activos de los extractos de uva, que incluyen la semilla de uva, la piel de la uva y el jugo de uva, contiene polifenoles como resveratrol, ácidos fenólicos, antocianinas y flavonoides.
Es conocido que la oxidación de c-LDL es un factor importante para el desarrollo de la aterosclerosis y por lo tanto un estado de estrés oxidativo favorece la aparición de especies reactivas de oxígeno que dañan tejidos entre otros. La LDL oxidada es absorbida preferentemente por los macrófagos, en consecuencia, están cargados de lípidos y pasan a convertirse en «células espumosas» que se
acumulan en las paredes de los vasos sanguíneos.
Se ha observado que la ingestión a corto plazo de 640 ml de jugo de uva morada por 14 días, disminuyó la susceptibilidad de la c-LDL a la oxidación en pacientes con enfermedad de las arterias coronarias. Además, se mostró que la cáscara y la pulpa de las uvas contienen similares acciones y una captación significativa de especies reactivas de oxígeno (ROS), lo que sugiere que la pulpa de la uva puede ser igualmente cardioprotector como piel de uva.
Del mismo modo, la cardiopatía isquémica causada por la arritmia cardiaca sigue siendo una causa de muerte importante. Se ha estudiado que los efectos nocivos por las arritmias pueden ser disminuidos al aportar uva, ya que los polifenoles podrían reducir la mortalidad y la gravedad de la arritmia cardíaca después de isquemia y reperfusión miocárdica, ambos después de una infusión de polifenoles (45mg/kg intravenoso) y después de la administración oral de polifenoles provenientes de la uva en animales (2,5 mg/kg por 30 días).
Así mismo, se ha observado que las proantocianidinas de semillas de uva en 200 mg/diarios por 8 semanas, son antiinflamatorias en las células endoteliales humanas por un mecanismo que implica la activación de la expresión de PPARγ. Así, además de sus efectos cardioprotectores de la uva las proantocianidinas de semillas parecen reducir los procesos de inflamación.
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