Con más de uno de nosotros trabajando como nunca antes en forma remota por causa de la pandemia, las reuniones en forma de videoconferencias y las sesiones virtuales de entrenamiento, han llegado a ser parte de nuestra rutina diaria. Vemos a nuestros colegas en dos dimensiones y hasta socializamos con nuestros amigos en nuestras pantallas en vez de hacerlo cara a cara. A partir de este rápido incremento en todo el mundo, de tiempo pasado frente a las pantallas, ¿cuál es el efecto causado en nuestro cerebro?
La siguiente es una muy útil información con apoyo de Murtaza Syed, siquiatra certificado y experto en salud mental.
¿Dónde está mi teléfono?Un estudio realizado en 2018 mostró que los adultos estadounidenses pasan entre dos a cuatro horas atendiendo a la pantalla de sus dispositivos electrónicos; lo cual se traduce en aproximadamente 2,600 pulsaciones, deslices, toques o golpecitos y tecleos por día. Con la pandemia azotando en 2020, esas cifras se elevaron rápidamente, a causa de la necesidad de reemplazar el trabajo presencial con alternativas virtuales.
El estudio indicó también que el 73 por ciento de los adultos experimentaron ansiedad y hasta un estado mediano de pánico cuando no podían encontrar su teléfono, porque hemos llegado a estar demasiado entrelazados con nuestra vida digital. También los teléfonos inteligentes nos permiten cargar con nosotros a todas partes, todas nuestras adicciones a los medios de comunicación, las 24 horas de los siete días de la semana; de manera que siempre tenemos a disposición tales conexiones.
“Aunque los teléfonos inteligentes y otros aparatos proveen grandes beneficios en nuestra sociedad; incluyendo su uso durante la pandemia, esos beneficios nos llegan también a través de gran costo para nuestra salud mental”, dijo el Dr. Syed “El abuso de tales dispositivos está ligado a niveles crecientes de ansiedad, depresión, sueño deficiente y el aumento de riesgos de accidentes automovilísticos”.
Dopamina y recompensa social
La dopamina es una sustancia química ligada a la motivación. Se libera cuando gustamos de algo delicioso, después del ejercicio y cuando experimentamos interacciones sociales positivas.
“La dopamina básicamente nos recompensa por comportamientos que nos benefician y motivan a llevarlos a cabo nuevamente”, dice el Dr. Syed. “Las vías conducentes a la recompensa se activan cuando se esperan o experimentan eventos recompensantes. Cada vez que la respuesta a un estímulo resulta en una recompensa, tales asociaciones se fijan en nuestro cerebro, así que queremos seguir haciéndolo. Cada vez que recibimos un “like” o “me gusta”, o un comentario favorable a algo que publicamos en los medios sociales, experimentamos un sentido de validación que no siempre resulta saludable”.
Siendo que las experiencias sociales positivas liberan dopamina, esas experiencias se transfieren al mundo virtual a través de nuestros dispositivos electrónicos y plataformas de medios sociales. Cada mensaje de texto, correo electrónico y “like” en Facebook o Instagram, se convierte en un estímulo social positivo que nos hace anhelar más.
Explica el Dr. Syed: “Aunque todo esto pudiera parecer inofensivo a simple vista, estas ansias por estímulos virtuales nos colocan en el marco de adicciones a las pantallas y suplantan el lugar de interacciones saludables cara a cara con amigos y seres amados, y de tiempo pasado al aire libre y de llevar a cabo otras actividades”.
Efectos de pasar mucho tiempo frente a la pantalla
La cantidad de tiempo que pasamos con nuestros dispositivos ejerce su impacto sobre la cantidad de sueño que estamos obteniendo. “La llamada luz azul emitida por tales pantallas interfiere con la producción de melatonina, una hormona de sueño. El uso de estos dispositivos antes de la hora de dormir vuelve más difícil conciliar el sueño”, explicó el Dr. Syed. El acortar el tiempo innecesario pasado frente a una pantalla y el retraerse al uso de dispositivos al acercarse la hora de dormir, son buenas soluciones para un mejor sueño.
Aun cuando estemos usando nuestros dispositivos electrónicos principalmente para socializar, todavía lo estamos hacienda solos y separados de los demás. El tener muy pocas interacciones en la vida real lleva a menos práctica de las mismas, más ansiedad social y mayor soledad.
Demasiado tiempo frente a la pantalla afecta nuestra habilidad para registrar y procesar emociones. Por ejemplo, la insensibilización ante contenido violento, es un efecto secundario por el cual preocuparse, de un debilitado juicio emocional. La exposición al contenido violento en los medios sociales puede aumentar también los niveles de agresión y afectar el nivel de empatía de la persona.
Desgaste físico y mental
El pasar largas horas frente a una pantalla contribuye también al desgaste corporal, especialmente de los ojos. “Demasiado tiempo ante la pantalla no solamente los obliga a gran esfuerzo y los reseca, sino que provoca también estrés en la retina y afecta la agudeza visual”, dijo el Dr. Syed. Además, el inclinarse constantemente para ver los dispositivos ejerce impacto sobre la postura y puede causar rigidez y dolor en el cuello y los hombros.
Demasiado tiempo inmerso en el mundo virtual puede ejercer un impacto negativo en la forma como se percibe la persona a sí misma. El tiempo perdido que se podría haber empleado en formar relaciones con otros, descubrir cosas que apasionan, perfeccionar las habilidades y experimentar nuevas cosas, lleva a un sentido debilitado de identidad y confianza propia.
“Con frecuencia nos comparamos con los demás a través de los medios sociales. Esto no hace ninguna otra cosa más que disminuir nuestro sentido de valor propio; porque lo que vemos que los demás publican en los medios sociales, está muy lejos de ser un reflejo de su verdadero carácter y estilo de vida”, señaló el Dr. Syed. “Es importante recordar que los perfiles en línea de otros, son imágenes editadas o manipuladas; no una imagen completa de las imperfecciones y desafíos de la vida real”.
Una alternativa saludable para una vida plena
Si piensas que estás pasando demasiado tiempo frente a la pantalla, más allá de lo que es necesario para tu trabajo, hay algunos cambios sencillos que podrías hacer para disminuir el poder que tales dispositivos tienen sobre ti.
El optimizar el ambiente que te rodea manteniendo tu teléfono inteligente fuera de tu recámara, designando la mesa donde tomas tus alimentos como zona libre de pantallas electrónicas y procurando otras actividades para relajarte, son formas sencillas de eliminar la tentación y enseñarte a ti mismo avenidas saludables para realmente experimentar la vida.
Fuente: Revista Adventista
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