EL AIRE PURO
El oxígeno es esencial para la vida. Respire aire puro para mantener una buena salud.
Mantenga el aire circulando. Abra las ventanas completamente y deje que, entre el aire en las habitaciones de su casa, en su oficina, etc.
Ingiera sus alimentos, siempre que sea posible, en un ambiente de aire puro, y después, camine por unos 5 a 10 minutos al sol y al aire libre. Después de caminar, descanse 20 a 30 minutos
Evite cualquier producto que pueda provocar la contaminación del aire del ambiente, tales como venenos para matar insectos, humo de cigarrillos, aromatizantes químicos, incienso, etc.
Recuerde; es preferible tener un poco de aire frío con oxígeno que un ambiente calefaccionado capaz de asfixiarnos.
EL REPOSO
El descanso promueve la eficiencia mental y física, reanimando las defensas del organismo. El uso sabio del reposo nos da salud y restauración.
Aparte tiempo para reposar, relajarse y recuperar las energías gastadas.
Habitúese a tener patrones regulares de sueño, porque el cuerpo funciona en ritmos.
No duerma con el estómago lleno. Cultive el hábito de tomar un Cena liviana al atardecer o bien temprano en la noche.
Evite las bebidas o alimentos con cafeína, porque son estimulantes y pueden alejar el sueño.
Evite situaciones estresantes antes de dormir y saque la TV o la computadora del dormitorio
Resuelva desentendimientos familiares durante el día y evite que estos continúen hasta la hora de dormir.
Las personas que no duermen lo suficiente sienten falta de energía para las tareas diarias, quedan deprimidas o irritables, se quejan de dificultad para concentrarse, presentan mayor frecuencia de dolencias infecciosas, accidentes automovilísticos y envejecen más rápidamente.
Hay evidencias consistentes de que la falta de sueño también aumenta el riesgo de diabetes, hipertensión arterial, dolencias cardiovasculares, obesidad y riesgo de morir temprano. Por otro lado, los adultos que duermen más de siete a ocho horas por día enfrentan problemas similares a los que duermen menos de lo que es necesario.
Dedique tiempo a su familia.
Descanse un día por semana de las actividades habituales (Éxodo 20:8-11).
LA ALIMENTACIÓN
Todas las células y tejidos de nuestro cuerpo se forman por el alimento que ingerimos.
Ingiera tres comidas al día en horarios regulares, con intervalo de 5 horas entre cada una, como mínimo.
Aprenda a relajarse antes de las comidas y evite comer con ansiedad.
Coma lentamente, masticando muy bien y saboreando los alimentos.
Evite tomar líquidos durante las comidas. Respete el intervalo de 30 minutos antes o 2 horas después, para evitar la distensión del estómago y la dilución de las enzimas digestivas.
Inicie el desayuno y la cena consumiendo frutas. Substituya las frituras por alimentos asados y cocidos.
Prefiera alimentos naturales e integrales, evitando los refinados y procesados.
Priorice el consumo de frutas, verduras y legumbres.
Procure variar los alimentos en su día a día, haciendo un plato con contenido de varios colores.
Use la sal con moderación. Evite usar el salero en la mesa.
EL AGUA
El agua en nuestro cuerpo se encuentra tanto en las células de los tejidos como en el espacio que las rodea. Cerca de 60% del peso de un adulto es agua, y aproximadamente 70% en los bebés.
Beba diariamente abundante cantidad de agua (de ocho a diez vasos por lo menos).
Comience cada jornada bebiendo agua pura; ayudará a que las funciones del cuerpo trabajen al máximo.
El agua pura es el mejor líquido para nuestro cuerpo. La mayoría de las bebidas contienen azúcar, que puede retardar la digestión, contribuir al aumento de peso, entre otras enfermedades aumenta el riesgo de adquirir diabetes tipo II y el cáncer. ¡Beba Agua!
Las bebidas tipo “cola” son gasificadas, contienen mucho azúcar y sustancias que pueden perjudicar seriamente la absorción del calcio del cuerpo, debilitando los huesos. Cada vaso de gaseosa tiene en media 8 a 12 cucharas de azúcar. ¡Beba Agua!
Prácticamente todos los refrescos contienen aditivos artificiales que pueden irritar el estómago o sobrecargar los riñones y el hígado. ¡Beba Agua!
EL EJERCICIO
Todos sabemos que la actividad física nos hace bien, pero pocos le damos la prioridad de cuan absolutamente vital es para la conservación de la buena salud.
Estudios demuestran la importancia del ejercicio físico como factor que ayuda en la terapia y la medicación para mejorar los síntomas de la depresión.
Haga un plan de actividad física, pero siempre consulte a un médico antes de comenzar. Tenga en cuenta aspectos como; la frecuencia, la intensidad, el tiempo y el tipo de actividad física.
El ejercicio físico libera en el cerebro sustancias que proporcionan una sensación de paz y tranquilidad.
Hagan actividades físicas diariamente, por lo menos 30 a 60 minutos cada día. Hay también estudios recientes que dicen que tres sesiones de 10 minutos proporcionan los mismos beneficios que una sesión de media hora.
Energizar el corazón y los pulmones por medio de la actividad física, además de ayudar a la digestión, relajar los músculos tensos y estimular en el cerebro la producción de endorfinas (sustancias que proveen una sensación de bienestar y aumentan la resistencia al dolor).
Comience de una vez, muévase y mantenga ese programa.
LA TEMPERANCIA
La temperancia es el uso moderado e inteligente de todo lo bueno y la abstinencia de todo lo perjudicial.
Abandone ciertos tipos de drogas lícitas o ilícitas (lo que incluye al alcohol, tabaco, mariguana, cocaína y otras drogas con efectos devastadores comprobados para la mente y el cuerpo).
Evite la sobrecarga de trabajo y estudio, principalmente después de un día de actividades intensas.
No exagere el tiempo de recreación. La recreación es importantísima, pero también hay tiempo para la actividad profesional y para ese tipo de descanso.
Las prácticas saludables se deben realizar en equilibrio con la actividad física, la alimentación, la ingesta de agua, entre otras iniciativas. Mantenga la mente equilibrada la cual te ayudará a tener acciones equilibradas.
LA ESPERANZA Y CONFIANZA
Si podemos reconocer que en el universo hay inteligencia y propósito, el paso lógico siguiente consiste en buscar a su Creador.
Encontraremos seguridad para nuestra vida cuando descubramos que en el centro del universo hay amor y no una fuerza impersonal.
La confianza es lo único que nos proporciona seguridad y sensación de pertenecer. La esperanza es también nuestro mayor potencial de salud.
Es imprescindible para una salud integral de calidad la vivencia de una religión práctica y no apenas la fe nominal.
Confiar en Dios es más que saber que él existe, sino tener una relación de amor con él. “Dios perdona todos tus pecados” Salmos 103:3
Mantenga el hábito de estudiar la Biblia todos los días y de conocer cuáles son las enseñanzas de Dios para su vida.
Frecuente una iglesia regularmente y tenga convivencia con otras personas e involúcrese con actividades misioneras y comunitarias. Eso hace bien para el desarrollo pleno de la salud.
La gracia de Dios es el completo perdón para ti, ponga una coma en tu vida y escriba nuevamente tu historia, no desista Dios te perdona y te ama.
LA LUZ DEL SOL
La vida no puede existir ni funcionar sin la luz solar.
Los efectos de la exposición solar son potenciados si se combinan con el ejercicio físico y el aire puro.
Para los que tienen mayor sensibilidad en la piel, se recomienda tomar sol antes de las 10 am y después de las 15 horas.
Si usted no tiene piel sensible y no toma medicamentos que causan foto sensibilidad, tome porlo menos 10 a 15 minutos de sol por día entre las 10 y las 15 horas, en los brazos y piernas, sin uso de protector solar.
Fuente: https://www.adventistas.org/es/salud/8-remedios-naturales/
Dr. Davi Reis Lopes, médico, enfermero – Director General Clinica Good Hope
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